MEMORIA ANUAL FUM 2014 -FUNDACIÓN UPM

SE REFUERZAN LOS LAZOS COMUNITARIOS

directora de la escuela, es formar una cooperativa de elaboración de alimentos en Queguayar, donde las mujeres que permanecen en el pueblo mientras sus esposos trabajan en el campo, puedan tener una actividad propia y un ingreso económico. La semilla de este sueño comenzó con la realización de talleres integradores con las familias acerca de qué conviene plantar y por qué vale la pena cultivar una huerta. Ahora, con los resultados de la huerta escolar a la vista, la mejora en los hábitos alimenticios ya son una realidad. Las familias del lugar cuentan que hace muchos años que ya no se plantaba en la escuela. “Le decías remolacha y los chiquilines no sabían lo que era, comían muy poca verdura”, cuenta de los Santos. En cambio ahora con la huerta escolar comen verdura todos los días. “Ellos cuando vuelven me cuentan qué comieron al mediodía y ahora siempre es pascualina, sopas, canelones de verdura”, añade. La directora además, señala que tener la huerta “fue una gran ayuda para el comedor, siempre hay verdura fresca y sana”. Lechuga, arveja, acelga, habas, cebolla, morrón, perejil, zanahoria, remolacha, todas esta variedad de verduras integran el menú escolar. Como complemento, se plantaron además, 20 especies de árboles frutales. Los niños, por su parte, disfrutan del trabajo al aire libre. “Se entusiasmaron mucho desde el principio”, señala la directora. Ellos cuentan que les encanta plantar, regar y hasta sacar los yuyos. Pero principalmente ansían cosechar los frutos de su trabajo. “Ellos vieron que lo que estaban comiendo era la verdura de ellos, cosechada con su propias manos. Vieras lo que comen de verdura ahora”, cuenta Rodríguez acerca del cambio que produjo MEJORA EN LA ALIMENTACIÓN

“La huerta le da otra vida a la escuela. Ayuda a que la gente se una un poco más, es una forma de trabajar por el pueblito”, dice María del Rosario de los Santos, madre de Santiago y Gastón de 10 y 11 años.

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